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Gemma Galgani: la enferma de Amor.
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¡Cómo lo ves y lo lees! Su amor por Jesús fue tan grande, místico e intenso que el Señor le dio la gracia de ser una de las pocos santos -y realmente muy pocos- dentro de la Iglesia que han sido coronados con los estigmas de Cristo. Ella los exhibía principalmente en sus manos y en sus pies. Debido a esto y a la gran ignorancia religiosa y poca fe de la gente de Luca, su pueblo en Italia, la tildaron de "enferma", "loca", "esquizofrénica" y paremos de contar los calificativos despectivos.
La aparición de sus estigmas es un hecho realmente milagroso y que todavía hoy asombra a sabios y eruditos. Todo ello fruto de su inmenso amor por su amado Jesús. Como una muestra de lo "locamente" enamorada que estaba de Cristo, te dejamos unas cuantas citas místicas tomadas de sus escritos, especialmente de su Diario Espiritual.
¿Quieres saber algo más de Santa Gema?
Estamos
convencidos que la santidad es un estado normal de la gracia y que no
necesariamente los santos tienen que ser personas excepcionales,
incluso es cierto que en la vida de algunos de ellos resulta evidente
que Dios los ha llenado de gracias especiales, que si los ha elegido es
para ser inmaculados a su presencia. Ésta es la impresión que se tiene
leyendo la vida de S. Galgani. ¡No falta nada! Jesús la atrae desde la
tierna edad con un amor apasionado; a él se opone el antiguo enemigo
del hombre, el demonio, y también la torpeza de los hombres, hasta de
aquellos encargados de su guía espiritual.
Nace en Borgonuovo de
Capannori (LU) el 12 de marzo de 1878 de Enrico, farmacéutico y de
Aurelia Landi. A los cuatro años ya sabe leer. A los cinco se las
arregla muy bien para rezar con el breviario el oficio de la Virgen y
de los difuntos en latín. Más tarde dirá, siempre en latín, las
oraciones y alabanzas junto al "co hermano Gabriel", que se le aparece
a menudo, le regala “su signo” (el escudo pasionista) y la llama:
“hermana mía”.
Frecuenta la escuela cerca de los Zitine de Lucca
donde la familia se ha trasladado. A menudo le pide a mamá Aurelia que
le hable de Jesús, sobre todo de su Pasión. La narración de la Pasión
la escucha de la mamá ya minada por la tuberculosis pulmonar a quien
Jesús, poco a poco, la hace convertirse en pasión viviente.
A la
edad de siete años, el día de su Confirmación, Dios le pide un gran
sacrificio. Escribe: “Recibí la Confirmación llorando porque quien me
acompañaba quería escuchar la Santa Misa y yo tenía miedo de que la
mamá se fuera sin llevarme a mí también. Me dijo de repente una voz al
corazón: ¿quieres darme a tu mamá? Sí, respondí, pero si también me
tomas a mí. ¡No, me repitió la usual voz; tú ahora tienes que quedarte
con tu papá; la conduciré al cielo sabes! Fui obligada a contestar que
sí." A la distancia de un año el Señora Aurelia muere.
A nueve años
recibe la primera comunión después de habérsela pedido insistentemente
a Mons. Giovanni Volpi, su guía espiritual junto al venerable p. Germán
Ruoppolo pasionista.
En el 1897 el padre Enrico muere. En aquellos
tiempos no había la caja común para los farmacéuticos, para aquellos de
corazón bueno, no fue como ahora. Deja deudas, los acreedores van hacia
adelante y la pobre Gema conoce la miseria y la humillación. La recibe
en Camaiore una tía materna, a quien ayuda en la tienda de
mercerías. Será luego huésped de la familia Giannini de Lucca hasta su
muerte.
Ella decidió “ser esposa de un rey crucificado, toda y sólo
de Jesús." Llama a muchos monasterios, especialmente al de las
Pasionistas. Pero no es acogida, por su inestable salud y por los
fenómenos místicos que ocurrían en su vida. Dirá a las pasionistas: “no
me queréis de viva, me tendréis de muerta."
Su vida es marcada por el sufrimiento físico y moral, por los lutos familiares, y las estrecheces económicas.
Las
señales de la predilección de Jesús son muchas: éxtasis, locuciones
interiores, apariciones. Ella no tiene dinero para franquear las
cartas, pero su ángel de la guarda se ocupará de entregarlas al p.
Germán. Los médicos incapaces de ver más allá de su nariz, juzgan
inauténticas sus manifestaciones místicas; hasta Mons. Volpi, con
motivo de ciertas actitudes un poco infantiles, la juzga un poco
“loquita”.
A todo esto responde el demonio con iguales atenciones:
se le aparece bajo la desnudez del trabajador de la casa Giannini, le
pega, la obstaculiza, le sustrae el diario que después tendrá que
regresar, aunque quemado.
Es una verdadera enamorada de Jesús
Crucifijo, quien le hace el regalo de los estigmas y cada semana en el
1899, del jueves por la tarde al viernes por la tarde renueva en su
cuerpo virginal todos los misterios y los sufrimientos de su pasión.
Ella exclama: "Oh Jesús, yo soy un fruto de tu pasión, soy un retoño de
tus llagas. No basta con tener la cruz bajo los ojos, o tenerla encima;
hace falta tenerla en medio del corazón. Oh Jesús, me haces beber la
Pasión hasta la última gota; dámela poco a poco cada vez."
Del
amor por su esposo crucificado obtiene la fuerza para ofrecer sus
sufrimientos por la salvación de los pecadores. Ruega: "O Jesús, quiero
salvar a todos los pecadores. Desahógate conmigo. Pecadores tienes
muchos, pero víctimas tienes pocas".
En 1896 padece una dolorosa
operación en el pié por caries ósea. En aquella época no existía la
anestesia como la tenemos hoy. En 1899 es operada de un absceso
en el riñón y le son aplicados una docena de implantes de fuego a lo
largo de la espinosa dorsal. Padece luego un absceso en la cabeza. De
la que se cura milagrosamente.
Gema muere a lo 24 años el once de
abril de 1903, después de una Semana Santa trascurrida sobre la cruz,
mientras que las campanas del sábado santo tocaban la gloria de Cristo
Resucitado. Es canonizada por Pío XII en 1940.
Ha pasado ya el
primer centenario de la muerte de S. Gema. Pero su vida y misión
heroica se vuelven más actuales y más cercanas a nosotros que nunca. Es
un modelo de santidad para todos, especialmente para los fieles laicos,
llamados a santificarse en la vida cotidiana, llevando con amor el cruz
de cada día. Es un fúlgido ejemplo de laica pasionista y justamente
considerada la patrona del Movimiento Laical Pasionista.