domingo, 11 de diciembre de 2011

En el III Domingo de Adviento: ¡VIVE CON ALEGRÍA!


Cuando se anuncia la llegada de un personaje importante, se engalana el campo de aviación, se organizan cabalgatas, se adorna el hotel donde va a habitar. Alguien importante viene. Vamos a acomodarle su hábitat para que se sienta en su casa, acogido, amado y aplaudido.

La alegría del que viene a la casa del pueblo se llama Jesús. La voz del profeta, desbordado de gozo, se encarna en Juan que grita en diversos momentos:

“Allanen el camino: El que viene existía antes que yo. Y yo no soy digno de desatarle la correa de las sandalias”.

Juan no pide árboles con bolitas de luz, ni franelas nuevas para adecentar cuerpos viejos. Él insiste, desde hace varios días, sobre un cambio de corazón: un adecentamiento interior, una limpieza de la casa del corazón.

Lo externo, no tiene relevancia para Juan. Lo importante de la acogida, no es la fachada, sino el interior. Más aún. Si el micrófono de Isaías y de Juan, se lo pasamos a Pablo, escucharemos su pregón que grita:

“Estén alegres. Oren. Den gracias. Guárdense de la maldad. Y vivan el don de la paz de Dios que los ha consagrado en su hijo”.

La alegría del que ya llega, nos impulsa a realizar el esfuerzo necesario para prepararle la casa. Se lo merece. El que ya llega es Dios-Con-Nosotros por muy niño que parezca. ¿Qué sentimiento despierta en ti la navidad? ¿La esperas con alegría interior?


Canta con la humilde María de Nazaret: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador” y vive con alegría la llegada del Señor.



Antonio Gracia, pasionista.
Tomado de: "El Domingo, día del Señor"  
Domingo II de Adviento (04 de diciembre de 2011). 
Edit. San Pablo. Caracas, Venezuela.
 

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