miércoles, 22 de febrero de 2012

¡YA ES HORA DE PRERARAR LA CASA PARA LA FIESTA!






     Hace poco menos de dos meses celebramos la llegada de Jesús a nuesto mundo y preparamos por ello un tiempo de reflexión para recibirlo con alegría. Pero del 01 al 08 de abril comienza la fiesta de su más grande regalo: cumplió en su carne el mandamiento del amor que nos enseñó y entregó su vida para salvarnos de la muerte eterna.

     Ciertamente celebramos año tras año la semana santa y cabe preguntarnos ¿si todos los años vamos a la iglesia por un ramo de palmas, una vela para las procesiones y un litro de agua bendita, qué tiene de especial la próxima? La respuesta es que eso depende de cómo vivimos la cuaresma. Así como limpiamos la casa o el salón de fiestas antes de las celebraciones, la cuaresma es un tiempo donde nos preguntamos qué cosas no están en orden en nuestras vidas y cómo las podemos cambiar o cómo las podemos hacer mejor. Todo, porque la Semana Santa es la gran fiesta de la Pasión, muerte y resurrección de Cristo y la nuestra.

     Nos servimos de medios como el ayuno, la penitencia, la abstinencia de carne y la oración para vencernos y demostrarnos que, con Cristo y nuestra colaboración, podemos vencer el pecado y cambiar positivamente nuestra realidad. En este tiempo se dice mucho la palabra "conversión". No se trata de que después de la imposición de la ceniza automáticamente nos sentimos salvados. Se trata de que a partir de hoy, miércoles de ceniza, decidimos firmemente cambiar algún (o algunos, incluso mejor) aspectos negativos de nuestras vidas para que al llegar el Domingo de Ramos tengamos el corazón un poco más puro. Esa es la mejor manera de sentir, vivir y transmitir que vivimos una Semana Santa única. Anunciamos así con nuestras vidas que Jesús la transforma.

      ¿Trato a mi herman@ con rudeza? ¿no puedo vivir sin encender el facebook cada día? ¿No le presto a mis hijos ni una hora de mi tiempo? ¿Acaso debería ser más cariñoso con mi novi@? ¿Puedo trarar con más sinceridad a mis amig@s? ¿Saludo a mis vecinos? ¿Cuando me confesé por última vez? ¿Desde hace cuanto no voy a misa?

     ¿CÓMO DEMUESTRO QUE SOY CRISTIANO SI NO ES CON MI PROPIA VIDA?

¡ANIMO! Que durante estos cuarenta días de prueba nos encontremos con los mejores dones que Dios puso en nosotros para compartir con los demás y que muchas veces no nos damos ese lujo. Y que la pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones.

Carlos Bracho, postulante pasionista.

     

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